Fallece Lorna Bell
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Semanario Norte (Diario El Dia de La Plata) 12/05/2005

El adiós a una de las nietas de Jorge Bell

Lorna Bell falleció el 3 de mayo pasado. Hija de Percival Bell,
vivió toda su infancia y parte de la adolescencia en la Estancia Grande

 

Tras una enfermedad pulmonar que la aquejaba desde hace varios meses, falleció Lorna Bell, una de las nietas de Jorge Bell. Fue el 3 de mayo pasado, a los 86 años, en Quequén, Necochea, donde residía.

Si bien había nacido en Buenos Aires, Lorna se crió en la Estancia Grande, en donde vivió junto a sus padres -Percival BelI y Alicia Chantrill- y sus hermanos Juan AlIan y Audrey María hasta su adolescencia.

Luego residió en la ciudad de Buenos Aires y también en Brasil. A su regreso de ese país, contrajo matrimonio y tuvo una única hija: Viana Rodríguez Etcheto, que le dio dos nietos.

Lorna apreciaba todos los movimientos culturales y tenía predilección por la música y la literatura. Sus últimos años los pasó en Quequén, Necochea, en donde tenía una quinta junto al mar. Allí falleció, a los 86 años de edad.

RECUERDOS DE INFANCIA

Lorna visitó por última vez City Bell en 2003. Lo hizo acompañada por su prima, lleana Bell de Lanusse, y su hija, Viana Rodríguez Etcheto, para asistir a un almuerzo en el Batallón 601 de Comunicaciones, antiguo casco de la Estancia Grande.

En la oportunidad, Lorna recordó, con lógica mezcla de alegría y tristeza, épocas vividas durante su niñez y parte de la adolescencia, en la estancia que perteneció a su familia.

"Esto era el casco de la estancia; cuando murió mi abuela, en 1927, mi padre se quedó con él; eran 200 hectáreas. Vivimos acá hasta que la expropió Perón, en el "44", explicaba la nieta de Jorge Bell, quien en esa visita no pudo dejar de llevarse un gajo de un árbol plantado por su madre en el lugar.

Lorna había visitado anteriormente City Bell en 1996. En esa ocasión, narró frente a los socios del Rotary Club de City Bell gran parte de la historia de su familia y el pueblo que ellos fundaron. La transcripción de esa charla fue cedida a este medio por José María Cuenca.

"El primer Bell de la familia en llegar a la Argentina fue mi bisabuelo, quien había nacido en Aberdeen, Escocia, en 1801. Su familia tenía una fundición de hierro en donde fabricaban máquinas agrícolas y diversas herramientas de trabajo, y como era uno de los hijos menores y en Gran Bretaña heredan sólo los primogénitos, se vino a la Argentina trayendo material de la fábrica del padre para comerciar, y le fue muy bien aunque el único problema que tuvo, como le vendió al gobierno, fue que éste no le pagaba y alrededor de 1820 le ofrecieron cancelar la deuda con tierras y una de las estancias que le dieron fue la estancia de los jesuitas, que era la Estancia Grande", aseguraba Lorna.

"Los hijos de mi bisabuelo eran seis, cuatro varones y dos mujeres. Las mujeres vivieron casi siempre en Inglaterra, mientras que los varones se quedaron acá con los campos. Mi abuelo era un hombre muy duro. A los hijos los hacía trabajar de peones, para que aprendieran a mandar, y los dos trabajaban en la Estancia".
"Cuando murió mi abuelo -en 1910-, heredaron sus hijos: mi padre, mi tío Eduardo -quien fue el que hizo la Sociedad Anónima City Bell-, mi tía Ethel Bell y Mabel Bell, que era la menor", decía.

"Mi tío, Eduardo Bell, casado con Cora Vidal Malbrán, se había ido de viaje de bodas e hizo una cantidad de inversiones disparatadas. Como era el mayor de los hermanos, se lo había nombrado administrador. Cuando volvió de su viaje, trajo dos Rolls-Royce y un auto sport. Yo no vivía en aquella época, pero sé que mi padre estaba indignado, igual que mi tía Ethel, y le quitaron la administración, pero mi tío ya había decidido realizar un loteo de las tierras que estaban al margen del casco y había creado la Sociedad Anónima City Bell, junto a su cuñado Aberg Cobo quien, como tenía ascendencia sueca, le había pedido que la operación la financiara el Banco de Suecia", relató.

"Mi abuela se había quedado con el casco en donde veníamos de chicos a veranear. Y cuando ella murió, heredaron los hijos", recordaba Lorna